
Comunicado No. 10 – 30 de abril de 2020 –
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Es claro que esta crisis ha dejado unas responsabilidades evidentes en un modelo que, como el neoliberalismo, ha invadido a una buena parte del planeta. Nuestro país no ha sido ajeno a él. Académicos de políticas públicas han coincidido en que debemos salir de dicho modelo económico político, pues durante muchos años, los constantes recortes en salud, en seguridad social y en educación pública, han generado la gran precarización, tanto laboral como social, que desde hace décadas padecemos y que hoy en día la crisis desnudó.
Es revelador ver que quienes hoy sostenemos a la sociedad en medio de la crisis, somos las y los trabajadores; los asalariados, los mal remunerados, a quienes, desde hace tiempo, se les han venido recortando derechos laborales. Compañeras y compañeros los invitamos a reflexionar entonces sobre estos 4 grandes retos para nuestra clase trabajadora.

El primer reto que tenemos es la organización en sindicatos. Nos urge crear unidad y reconocimiento de clase. Es la única manera que ha tenido la humanidad para luchar con eficacia en la búsqueda de derechos laborales y humanos por parte de los estados. No es gratuito que en los países donde se tiene una alta sindicalización, haya mayor desarrollo. Garantizar la estabilidad laboral y una mayor capacidad adquisitiva, dinamiza y fortalece la economía. Los países nórdicos como Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia e Islandia, tienen tasas de sindicalización superiores al 70% y son los que gozan de mayor nivel de vida, incluso por encima de países como EEUU o Japón.
Nuestro segundo reto es, educarnos políticamente. Solo así podremos elegir certeramente a los gobernantes que verdaderamente nos representen y velen por nuestros derechos como trabajadoras y trabajdores.
La movilización es nuestro tercer reto. La capacidad de unirnos, de cohesionarnos, para fortalecernos y salir a exigir pacífica, pero firmemente nuestros derechos, ha sido la garantía de nuestras conquistas. Las jornada de ocho horas de trabajo, las primas de servicio, las vacaciones, entre muchas otras, se consiguieron solo con la movilización. Y así como antaño, hoy más que nunca debemos participar activamente en las movilizaciones que nos conduzcan a las nuevas conquistas que dibujen la sociedad justa que la pandemia develó que no tenemos.
Y, por último, tenemos nuestro mayor reto, buscar una alternativa al modelo socio económico que hoy nos rige. Está más que demostrado su rotundo fracaso en materia económica, política y social. Unos meses de pandemia lo han hecho tambalearse como un ídolo de cartón. Elementos sociales tan básicos como la salud, el trabajo y la educación pública, se han visto destruidos en esta crisis. Las prioridades de las mayorías se han vuelto un lujo para unos pocos, debemos ser capaces como colectivo social de repensarnos y buscar una alternativa en el modelo que nos lleve a tener una sociedad más justa y equitativa para todos.
El 1° de mayo de 2020, nos movilizaremos desde casa, desde la conciencia, desde el alma. El 1° de mayo de 2021, será un día para celebrar avances, todo depende de nosotras y nosotros.
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La clase trabajadora es la base de la sociedad y no fue, ni sigue siendo un derecho digno al cual podamos acceder facilmente sin la lucha, la invitación es a continuar creando conciencia de lo importante de nuestra labor, todos cumplimos un papel indispensable en la sociedad por eso merecemos que así de bien sean valoradas nuestras profesiones y labores, y que tengamos garantías para que nuestras familias puedan tener una vida digna. Las personas que murieron en la lucha por el trabajo estoy segura que soñaron con que todos algún día tuviéramos empleados dignos y porque la sociedad fuera mejor, yo también espero que este sueño no se vuelva algo efímero y que algún día todos tengamos una gran calidad de vida.
Así es compañera, este día nos sirve para reflexionar sobre lo importante de nuestra lucha. No buscamos más que un mundo justo para todos y todas.