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Comunicado No. 22 – 4 de octubre de 2020 –
Los derechos que hoy nos asisten y de los cuales nos beneficiamos diariamente como trabajadores y trabajadoras, no nos los regaló nadie. Son producto de incontables luchas que a lo largo de la historia el movimiento sindical ha librado. Muchas veces, sin percibirlos, los disfrutamos y dada la juventud de quienes hoy trabajan, muchos no sabemos de dónde vienen o cómo se obtuvieron y los damos por sentado.
Poder tener una relación laboral reglamentada por un contrato de trabajo, donde se especifican derechos y deberes tanto de empleador como de trabajador o trabajadora, no es cualquier cosa. Contar con la protección de la seguridad social o poder pensar y planear unas vacaciones, no nos cayó del cielo. Lo que hoy nos parece normal, no lo fue para quienes nos antecedieron, en épocas tan cercanas incluso en el tiempo, como la primera mitad del siglo XX.
Todo lo que hoy damos por hecho en materia de relación laboral, no existía hace 150 años y empezó a reclamarse y consolidarse en leyes, solo cuando muchos hombres, mujeres y hasta niños esclavizados y trabajando en condiciones inhumanas, decidieron comenzar a organizarse en sindicatos para exigir esos primeros derechos.
Fue así, como por medio de la organización de los trabajadores y trabajadoras, se fueron construyendo derechos, poco a poco, hasta llegar a conseguir el derecho a la Negociación Colectiva, derecho inherente hoy en día al derecho de asociación sindical y al derecho constitucional a la huelga (Artículos 55, 39 y 56 respectivamente de la Constitución Política de Colombia), constituyendo así una triada fundamental desde el derecho colectivo, para la defensa de estas conquistas a nivel mundial y específicamente en nuestro país.
Es por medio del derecho a la Negociación Colectiva que se hace posible el principio de igualdad, equiparando esa relación desigual que siempre se plantea entre patrón y trabajador. Es en la negociación donde los trabajadores mejoramos nuestras condiciones laborales, SIEMPRE buscando estar por encima de lo que dice la ley laboral general. Allí se pactan derechos económicos, sociales y normativos, los cuales serán el sustento de la relación laboral para las partes.
Como trabajadores y trabajadoras, cada uno de nosotros tiene la gran responsabilidad de velar, proteger, defender, respaldar y exigir el cumplimiento y la eficaz tarea de la Negociación Colectiva, la cual consiste en mejorar y acrecentar los derechos que de tiempo atrás se han conseguido desde las raíces de esos primeros hombres y mujeres que se organizaron para exigir sus derechos y que hoy ya no están acá, pero nos dejaron un gran legado de lucha y dignidad en nosotros. Es nuestro deber exigir no estar por debajo de ese valioso legado.
