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Comunicado No. 31 – 20 de abril de 2021 –
Lo sucedido en los últimos tiempos a raíz de la pandemia del Covid-19 ha sido una verdadera tragedia para la población mundial en materia de salud y una catástrofe económica para las capas más vulnerables de la población mundial. En los países pobres, como el nuestro, esta tragedia es aún mayor. Colombia ostenta hoy el deshonroso primer lugar del país más desigual de América Latina según la revista Forbes Staff del 30 de septiembre de 2020.
Este panorama, ya preocupante, se agrava al tener que padecer la pandemia con un gobierno nefasto, totalmente irracional, descontextualizado de la realidad nacional y de las necesidades que requiere su población. Aprovechando la pandemia, Iván Duque y el partido de gobierno, el Centro Democrático, han venido gobernando a punta de decretos que favorecen a unos pocos (grandes gremios y sector financiero) y se ha desprotegido a la mediana y pequeña industria, donde se genera el 70% del empleo formal. Además, ha sido incapaz de decretar y distribuir una renta básica para la población más pobre que vive del día a día para poder llevar un plato de comida a sus hogares.
Las “prioridades” de este gobierno miope y derrochón lo llevaron a gastar descaradamente la plata del erario en camionetas blindadas para el presidente, en dotación para el ESMAD y en otras vanidades personales como el jugoso contrato realizado para subir la imagen presidencial y del ministerio de defensa en redes sociales, gastos desproporcionados en una época donde las necesidades y prioridades de la población son otras muy diferentes.
De manera similar a lo que ha hecho el gobierno, Bancolombia anunció esta semana su cambio de imagen. Una “prioridad” costosa que, en cualquier época, es un gasto inoficioso, pero que hoy, con mayor razón, se lee como desobligante hacia un país tan desigual y necesitado que espera un verdadero apoyo desde lo económico por parte de organizaciones tan representativas y de las cuales se espera que tengan una mayor responsabilidad social en estos momentos de crisis con el país y la población de la que obtienen sus billonarias ganancias.
Y ni qué decir de nosotros los trabajadores, sus “héroes”. Nosotros hemos sufrido la pandemia desde lo físico y lo sicológico, exponiéndonos día tras día en nuestros sitios de trabajo para generar la mejor cara ante nuestros clientes. Igualmente, hemos padecido desde lo económico. Bancolombia, con la disculpa de su necesidad de recortar gastos por la pandemia para “garantizar” la sostenibilidad, limitó la posibilidad de obtener la bonificación por cumplimiento de metas (aunque las metas y la presión nunca cesaron); eliminó o complicó el pago de auxilios como el de alimentación, el cual se volvió un artículo de lujo en las sucursales y dependencias; el pago de horas extras y otros derechos que nos habíamos ganado con luchas, han venido siendo negados durante este tiempo.
Es allí donde vemos cuál es la razón y el corazón que entregamos los trabajadores, clientes y usuarios para generarle a Bancolombia en particular y a los bancos en general, las billonarias utilidades que obtienen y cuál es la razón y el corazón que ofrecen ellos, los dueños del dinero, del gran capital, para alivianar las cargas económicas de la población en épocas inciertas. En esa comparación podemos concluir, sin lugar a duda, que las vanidades y el derroche de unos pocos no se compadecen con las necesidades reales de la gran mayoría.
Junta Directiva
Conexión Sindical
Real